
El huracán Otis, que tocó tierra en Acapulco como categoría 5 la madrugada del miércoles 25 de octubre, dejó una estela de destrucción en la ciudad turística y en otros municipios de la Costa Grande de Guerrero. Con vientos de hasta 260 km/h y olas de 10 metros, Otis arrasó con hoteles, comercios, viviendas, carreteras y servicios básicos, dejando incomunicada a gran parte de la población.

Según el presidente Andrés Manuel López Obrador, los mayores daños se registraron en Acapulco, donde el centro comercial Galerías Diana quedó sin paredes ni techo, y el hospital regional Vicente Guerrero reportó la muerte de 16 pacientes por falta de luz. El mandatario dijo que no había datos de víctimas en otros municipios porque se había perdido la conexión desde Tecpan hasta Acapulco.
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, informó que arribaron al estado mil servidores de la nación para levantar un censo de afectaciones y entregar apoyos a los damnificados. También anunció que se restableció el servicio eléctrico al 40% de los usuarios y que se trabaja para reabrir la autopista Chilpancingo-Acapulco, que sufrió varios derrumbes y desbordamientos.

El huracán Otis se debilitó a categoría 1 al avanzar hacia el interior del estado, pero sigue generando fuertes lluvias que podrían causar más inundaciones y deslaves. Se recomienda a la población mantenerse alerta y seguir las indicaciones de las autoridades. Otis ha sido uno de los huracanes más intensos que ha azotado el Pacífico mexicano en las últimas décadas.